Un día sentada en un banco leí un libro donde explicaba esta historia y mirando el amanecer la recordé..
¿Queréis saber su historia?
Érase una vez…porque así es como han de comenzar todas las historias… érase una vez..
Una neblina apagada y gris lo cubría todo..
Pensativo, con la hierba entre los dientes, el hombre permanecía atento y tranquilo…
Escuchaba la voz de la Naturaleza…
Su robusta figura, sus grandes y fuertes manos, la manera en cómo percibía el hálito de vida me infundieron seguridad, paz, serenidad…
Tanta fuerza triunfante que desprendía este hombre me hacía sentirme realmente bien…
Lancé un profundo suspiro y junto a él, en silencio, me puse también a escuchar a la Naturaleza..
Me pareció que en lo hondo de las ramas percibía una tímida y suave agitación, un rumor… un gorjeo somnoliento…
Tras las copas de los árboles apareció un tono azul apenas perceptible.
Se fue extendiendo borrando y alejando toda la neblina gris y la oscuridad…
El agua del estanque despidió leves destellos…por el follaje se deslizó un breve resplandor…
El Sol del amanecer seguía cubierto por las últimas sombras, pero en las ramas de los árboles aumentaba el susurro, la suave agitación…
Los pájaros intuían la vuelta de la luz…
Un fino rayo, algo así como un alambre de oro, se abrió paso a través de las ramas hasta donde estábamos nosotros…
De entre la sombra fue apareciendo, poco a poco la estrecha y luminaria luz del sol…
Con cautela, como si probase su fuerza, por el cielo se extendió una suave sensación de calor…
Ante nosotros se producía el gran portento de la vida…
Los colores cambiaban, el cielo era ya de color rosa y amarillo, los caminos eran azules y los árboles se hicieron de oro.
Una suave brisa matinal rozó las hojas, que respondieron con un rumor confiado..
Sonoro y feliz, se oyó el canto del primer pájaro…
Las sombras azules de los caminos se desvanecían…
La luz se iba adueñando del cielo…
Y de pronto…
Cayó de las alturas un poderoso y reluciente chorro de luz…
Todo revivió al momento…
En los caminos las sombras se dibujaron con contornos netos…
El estanque se encendió al reflejar los rayos del Sol.
Un abejorro pasó volando con su aterciopelado zumbido…
Los pavos reales del estanque, que habían bajado pesadamente de las ramas, se acercaron a la pradera buscando la luz…
El inquieto cisne negro volvió a su ir y venir por el agua rutilante
Los rayos de sol, humeantes de color oro, cayeron hasta los troncos de los árboles…
La mañana empezaba sobre la tierra, sobre el estanque, sobre la pradera. Sobre nosotros…
Todo respiraba color y fragancia, serenidad y paz…
El hombre estaba con la cabeza levantada, mirando el cielo…
Nunca habría imaginado ver en aquel rostro seco y duro tal admiración por los rayos del Sol
Y en silencio, seguía escuchando la voz de la naturaleza…
Su cara estaba llena de luz…
Un pajarillo, moviendo la cabeza, se alisaba las plumas..
Una ardilla saltaba contenta entre ramas, celebrando el amanecer…
Sobre el estanque se deslizó una nube repleta de luz…
Era la vida con todo su cálido encanto, con los detalles ordinarios y amados que cada día se nos ofrecía.
Todas las tonalidades de la paleta del pintor estaban allí.. .toda la poesía del más dulce poeta eran aquellos rayos, aquella luz, la magia de un nuevo amanecer…
Los colores en las hojas de los árboles del bosque, el dibujo de las sombras desapareciendo… el volumen de las nubes de algodón que se iban dejando un brillante cielo azul..
El sol no le hacía cerrar los ojos…
Nasa en su cara se hacía eco al juego de los rayos de luz…
Era la cara de un hombre que no veía el Sol… que únicamente sentía su calor..
Entonces me dí cuenta y lo entendí…
AQUEL HOMBRE ERA CIEGO…
2 Comments
Excelente cuento de la mariposa azul es un mensaje positivo.
Nos alegra que te guste Nancy . Muchas gracias