Érase una vez… porque así es como han de comenzar todas las historias…
Érase una vez, un gran rey de nombre Shahriar, un rey querido, sabio y benevolente, querido por todos sus súbditos.
Cuenta la leyenda que una noche descubrió a su amada esposa siéndole infiel…
Este hecho llenó de cólera al rey, además de romperle por completo el corazón.
Lleno de ira, mandó decapitar a su esposa a pesar del dolor que eso le producía, pero la traición de su reina no podía quedar impune.
Su carácter cambió… se convirtió en un déspota, cruel y desconfiado.
Se propuso no volver a confiar nunca más en las mujeres, nunca más sería traicionado…
Por decreto real, llevó a cabo su venganza en contra de las mujeres casándose solamente con doncellas vírgenes, a las cuales decapitaba justo después de la noche de bodas…
Las jóvenes del reino temían por su vida, pues no podían negarse a una propuesta de matrimonio del Rey, por la represalia hacia su familia.
Hasta que una nueva princesa, hija del gran Visir del Reino, accedió a casarse con el Rey, en contra del deseo de su padre…. … Su nombre era… Sheherezade…
Su belleza fascinó al Rey Shahriar, pero pese a ello, decidió que correría la misma suerte que las demás doncellas.
Una vez casados y en la Cámara Real, cuando el Rey estaba ya medio adormecido, Sheherezade comenzó a narrarle una historia… aún cansado, el Rey se sintió atraído por sus palabras, fascinado por su dulce voz… La historia estaba llena de valientes héroes, genios, monstruos y aventuras…
Todo el Arte de la Literatura la hallaba en las palabras de su nueva esposa…
Cuando el Sol estaba a punto de salir, con las primeras luces del alba, Sheherezade dejó de narrar… El Rey le pidió que siguiera, pero ella le prometió que en la siguiente noche continuaría con la historia que tanto había agradado al Rey…
Shahriar la mantiene así con vida ante la curiosidad de escuchar el fin del relato…
A la noche siguiente, Sheherezade continuó la historia, los cuentos se entrelazaban, interminables en sus aventuras…
Noche tras noche, Sheherezade contaba nuevas historias a su esposo, el cual le perdonaba la vida cada mañana, con el deseo de seguir escuchando cada noche tan atrayentes historias.
Pasaron mil y una noches… la sabiduría de Sheherezade se ganó la confianza y el amor de su Rey. Así recuperó la moralidad y la benevolencia perdida.
Sheherezade pasó a ser la esposa real amada por siempre por el Rey Shahriar… Y fueron felices para el resto de sus vidas…